Voy a promover un poco más, aunque creo que no le hace falta, a la ciudad que me vió nacer haciendo referencia a esta Fería que anualmente se celebra en Santander y que llama la atención por lo vistosa y original que es.
Durante la primera quincena de julio se celebró en la Primera Playa del Sardinero la Fiesta de los Baños de Ola, que recrea sus comienzos como ciudad balneario en el siglo XIX. Se trata de una fiesta de Interés Turístico Regional en la que hay actividades deportivas, espectáculos para todos los públicos y concursos.
A través de una mirada al pasado, se recupera el aire aristocrático que ofrecía la ciudad en el siglo XIX, cuando la nobleza y alta sociedad española la tenían como destino predilecto de vacaciones. Este día, los santanderinos se visten con castos trajes de baño hasta los tobillos, protegiéndose las damas de los rayos solares con aparatosos paraguas de tela, con los que reviven las costumbres aristocráticas de la época.
Bajo la prescripción de los mejores médicos decimonónicos, la alta burguesía y aristocracia españolas acudían a las frías aguas de la playa del Sardinero a tomar terapéuticos baños de mar. Poco a poco la playa se fue equipando con casetas de madera a modo de vestuarios, donde se depositaban las vestimentas de la época, en su mayoría de pesada lana, y ya entrado el siglo XX los servicios se ampliaron con balnearios y hoteles de lujo como el Hotel Real y el Gran Hotel del Sardinero.
Las palas cántabras han sido el "hilo conductor" de la edición de este año de los Baños de Ola, con actividades como las doce horas de palas en la playa de El Camello y exhibiciones. Además, contó con los "desayunos saludables" para los más pequeños, el concurso de trajes de época, un mercado pesquero y rutas por la ciudad, entre otras actividades.
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